Dos meses.
Jungkook llegó a su casa después del trabajo, tal y como lo había dicho, cenó junto a su madre. Estaba muy callado, apenas respondía con un "si o un no".
Su mamá le había dicho que el celular de Hanna seguía sin dar respuesta. Así que quedó de viajar hasta su casa en cualquier día de lo que restara la semana.
Necesitaba a su ama de llaves y no porque ocupara que hiciera la limpieza, la necesitaba porque Hanna había sido como su nana, desde que es un niño recuerda siempre estar a su lado.
Así que tiene más sentimientos que labores domésticos de por medio.
Los días siguientes se llenó de trabajo, así que fue hasta el fin de semana a la casa de su ama de llaves, pero tampoco tuvo respuestas positivas.
Pues donde vivía le dijeron que ella no se encontraba en casa, por lo tanto prometió volver.
El resto de los días sin Jimin fueron aburridos, extrañaba la risa del ojiverde y sobre todo, extrañaba tenerlo junto a él.
Ni siquiera había querido embrigarse.
Jimin lo pasaba de la misma manera. Ambos estaban queriendo meter sus sentimientos en alguna caja de cristal y dejarlos ahí pero eso era inútil.
Los días seguirían pasando y el amor seguiría intacto.
✧✦✧
¿Qué puede pasar en dos meses?
El día había comenzado y para Jungkook fue horrible despertar sabiendo que fecha era. Conoció a Jimin hace tres meses y exactamente tiene dos meses de no verse ni hablarse.
Se ha preguntado como ha aguantado pero no tiene respuesta para eso.
Durante esos dos meses lo ha pasado con su madre, ya que sigue sin tener noticias de su ama de llaves, ha ido más veces y siempre le dicen que ha salido o que no se encuentra en la ciudad. No sabe porqué Hanna lo está evitando sin darle una respuesta.
No ha tocado el tema de Jimin porque ni siquiera sabe por donde empezar.
Ha salido a bares a beber con sus dos mejores amigos y de vez en cuando con Yugyeom, esperando encontrar un rostro conocido pero simplemente esos orbes verdes no están por ningún lado.
Por más que ha querido intentar siquiera tener una noche de sexo con Yugyeom, no puede. El simple recuerdo de Jimin lo atormenta a tal grado de creer que debe serle fiel aunque no estén juntos.
Y es que el tacto del chico no se siente igual a como es el tacto del menor.
Por más que Yugyeom bese su cuello, por más que bese sus labios no siente nada. Así que, antes de que pueda siquiera intentar tocar la intimidad del otro, él detiene todo evitando llevarlo a la cama.
No ha podido intentarlo con otros desconocidos. Fue a hacerse la estúpida prueba para mostrarle a Jimin que estaba sano, pero se quedó con los resultados al darse cuenta que no tenía manera de hacérselo saber.
El rizado seguía trabajando en su empresa, él no tenía porqué despedirlo sabiendo que hacía un buen trabajo, ni siquiera ha contado las veces en que sube al elevador y presiona el piso de la cafetería, quedándose ahí mismo sin atreverse a salir y volviendo al piso de las oficinas para encerrarse en su propia oficina.
No sabe la cantidad de veces que ha mandado a su secretaria por el almuerzo, no queriendo bajar y besar a Jimin ahí mismo porque lo extraña y necesita de su boca para revivir del sufrimiento que lo ha tenido ahogado y odiando a todo el mundo.
Dos meses en los cuales se la han pasado pensando en que sería de su vida si el decidiera cambiar todo lo que conoce.
Empezando por aceptar que necesita a alguien a su lado para poder tener una vida plena y feliz y que ese alguien tiene nombre y apellido, junto a unos hermosos ojos verdes y hoyuelos encantadores.
Se ha replanteado su vida.
Ha tenido noches de insomnio imaginando que el rizado puede estar en alguna cama cualquiera con algún estúpido que no merece siquiera tener el privilegio de que Jimin lo mire.
Sus celos se muestran al tope de solo pensar que alguien lo haga gemir y que disfrute las manos de alguien más.
Estrelló su celular incontables veces cuando estuvo a punto de llamar a su número. Razón por la que tuvo que comprarse uno nuevo y de paso ponerle mucha protección a su pantalla y una funda en la parte de atrás.
Por los momentos su única espina en el corazón es Jimin.
En su trabajo todo está en orden, con sus amigos y familia.
Ha sido claro con Yugyeom que ellos no tendrán nada serio y sobre que no han tenido sexo simplemente miente diciendo que a él no lo ve como un objeto más.
Aunque sabe que mentir y decir eso del resto está mal, no está listo para contar su verdadero motivo. Y es que desde que conoce a Jimin no ha necesitado de ningún otro cuerpo, de ningún otro hombre.
Jimin también estaba cansado, por más que quiso intentar acercarse al castaño este siempre estaba rodeado de sus amigos o de Yugyeom.
Varias veces subió al piso de oficinas encontrándose con el ojiazul rodeado de trabajo o de gente en traje que supuso eran socios o clientes.
Había pensado en tantos postres pero simplemente no tenía ánimos de hacerlos, necesitaba que su Kook los probara todos pero su hombre de ojos azules no estaba para hacerlo.
Durante esos dos meses que no le ha hablado a su jefe, sus ganas de salir de fiesta se fueron también, siempre rechazaba las salidas con Taehyung, así que ha podido centrarse en ahorrar dinero cada vez que recibe su pago.
Su meta es poder tener su propio restaurante.
La idea siempre la ha tenido, es algo que siempre ha deseado y sus padres le hablaron de un local en Boseong.
Sabe que si regresa a su pueblo no es la mejor opción a simple vista pero también sabe que se empieza de poco hasta lograr ser reconocido. Entonces sonrió porque puede tener su propio lugar aunque sea pequeño y aunque no fuera en la ciudad.
Jimin era muy inocente al momento de conversar, según él, platicar con sus compañeros de trabajo era entretenido sin darse cuenta que soltaba datos sobre él que eran tomados por Junhyo, el chico de mantenimiento quien pasaba la información por mínima que sea a Kai, quien lo compartía todo con Yugyeom.
Estos dos no han hecho ningún movimiento hasta ahora, pero su idea de dañar al rizado sigue en sus pensamientos.
El menor estaba emocionado, aún en medio de su tristeza por la ausencia de Jungkook en su vida, estaba feliz porque en tan solo unas semanas iría a revisar el local para lo que sería su restaurante.
Porque sentía que ese sería un gran momento para su vida. El siempre ha pensado que hay que seguir nuestro instinto, que hay que confiar en uno mismo. Llenar nuestra propia copa y dejar que se enamoren del desbordamiento.
Así que él confiaba en que sus sueños se iban a cumplir poco a poco.
Gracias a que en la empresa recibía buena paga por ser el chef, no iba a tener problemas en comenzar a dar una parte del dinero para asegurar el local. El resto lo iría pagando dando una parte cada mes. Ya que los dueños eran amigos de sus padres por lo tanto eran un poco flexibles respecto al pago.
Jimin estaba tan ilusionado con su emprendimiento que no se daba cuenta que era el centro de atención de dos personas que no querían verlo feliz.
La envidia era algo que llenaba el interior de estas personas. Así que no tenía idea del caos que iba a presenciar por la inmadurez y el rencor de dos personas malas.
✧✦✧
Las semanas pasaron, el tiempo era una mierda para ambos hombres pero trataban de hacer cosas para despejar sus mentes y no pensarse.
Jungkook estaba cada día más harto de la presencia de Yugyeom. Tenía que ser claro si o si con él pues cada vez se tomaba atrevimiento que no le correspondían.
Estaba en su oficina, el trabajo era algo que siempre lo mantenía con su mente distraída de Jimin y concentrada en hacer bien las cosas.
Estaba de mal humor, pues Yugyeom descaradamente le robó un beso delante de todos en la empresa. Sabía cómo era la gente y en los chismes que iban a regarse de que posiblemente y ellos estén juntos.
—¿Me buscabas? —dijo Yugyeom entrando a la oficina del castaño, este solo respiró profundo antes de sacarlo a patadas y no poder darle un alto.
—Sabes bien porqué es, ¿qué ocurre contigo? Creí haber sido bastante claro que odio las demostraciones de afecto en público.
—Bueno, lo siento Kookie, no te enojes, lo que sucede es que no me puedo contener a besarte, te deseo tanto y tú en estos meses no has querido intentar tener algo más allá de solo besos.
—Te ves desesperado y eso es poco atractivo, por favor que no se repita, sabes que no voy a darte una relación y mucho menos voy hacer cariñoso delante todos, así que tampoco quiero recibir eso, que sea la última vez que me besas o tomas mi mano delante del resto, sin importar quien sea, no me gusta.
—Pero con el imbécil del chef si, ¿no?
—¿Qué?
—Todos rumoreando de que tuviste una aventura con él, ¿es verdad?
—Si fuese así, no es de tu incumbencia.
—¿Por qué con él si y conmigo no? Jungkook, ¿no ves que soy mejor yo?
—Yugyeom, guarda tus estúpidas escenas de celos, no puedes compararte con Jimin además de que esos rumores no son ciertos.
—¿Jimin? ¿Así es cómo se llama? El mismo Jimin que nos atendió en ese estúpido restaurante, ¿no?
Yugyeom se había dado cuenta que fue al rizado a quien le entregó las flores ese día, pues verlo directamente en la cafetería le hizo recordar esos rizos y sus ojos verdes. No había manera de que fuera otra personas, además de que Kai le había dicho donde había trabajado.
—¿Qué carajos? ¿Has estado averiguando sobre su vida?
Kim se dio cuenta de donde estaba girando el asunto y tuvo miedo por un momento.
—¿Qué me crees? Es solo que lo reconocí porque fue a él a quien le di las flores para ti, esa noche.
Jungkook tan solo suspiró.
—Mira, solo mantén tu distancia, es todo puedes irte.
Yugyeom lo vio de mala manera por supuesto que estaba tan celoso en este instante pero su furia se centraba en el chico de rizos.
Fue directo a la cafetería en busca de él, quería enfrentarlo pero fue detenido por Kai.
—¿A dónde vas?
—Vine a buscar a esa mosca muerta.
—¿De qué hablas?
—Que estoy harto de su existencia, ¿dónde está?
—Pidió el día, según Junhyo hoy iría a ver su nuevo local.
—¿En Boseong?
—Si, así que hay que estar atentos si logra conseguirlo y cual es su dirección, hacer alguna visita no estaría mal, llenar de cucarachas el sitio es suficiente para que los de salud le cierren su estúpido negocio.
—¿Ya lo habías pensado? Que rapidez.
—Hay que estar en todo, además envié a alguien hacer una visita el fin de semana, encontré nueva información, por ejemplo su ex pareja.
—Eso no nos interesa.
—Puede ser, pero es algo que tenemos, al parecer lo trataba mal, no se sabe mucho, pero es alguien a quien tenemos que tener cerca, pues conoce mejor el lugar y a la gente.
—Sigo sin creer que tú quieras hundirlo solo por una noche de sexo con Jungkook.
—¿Y tú dónde te dejas? Estás igual de obsesionado con esto como yo, ahora me parece entretenido y divertido querer estropear la vida de alguien.
Yugyeom logró calmarse, tenía que pensar con su mente fría. Ya tendría oportunidad de hacer sentir mal a Jimin.
✧✦✧
El rizado en ese momento había llegado a casa de sus padres. Aún no había hablado con ellos acerca de su separación con Jungkook, pues no quería responder a ninguna pregunta.
—Hola mi pequeñín.
—Hola mamá, ¿qué tal?
—Todo bien cariño, feliz de tenerte nuevamente y ansiosos porque todo salga bien con esto.
—Tu madre y yo estamos orgullosos de ti, y sabes que puedes contar con nosotros para todo.
—Gracias papá y gracias a ti también mami, yo estoy emocionado, en veinte minutos debo ver al señor Lee, así que debemos irnos ya.
—¿No vino Jungkook contigo? —preguntó Yeongyu.
—¡Oh no! Me vine en el autobús esta vez, él tenía mucho trabajo pero de todos modos les dejó saludos.
—Es tan dulce, siempre ve mis estados de WhatsApp, la otra vez me envió un emoji cuando subí una foto de todos nosotros —comentó Sooyeon.
—Si, sale él en el centro de todos, ¿pueden creerlo? Una foto familiar que tomamos de tradición y ahora se ha colado un idiota.
—Si pero es tu idiota, esperamos que vengan pronto los dos a visitarnos.
—No es mi idiota mamá solo es el idiota.
—Si como digas, ya vámonos que esta aventura tuya empieza ya.
Los tres salieron de la casa y Yeongyu condujo hasta llegar a donde habían citado al menor. La cara de Jimin se iluminó al recordar que ese local vendían la mejor comida cuando era niño, pero la dueña envejeció y ahora quieren vender el lugar.
—Es hermoso, tantos recuerdos que tengo aquí.
—Lo sé mi bebé, aquí celebramos tu cumpleaños número diez con todos tus amiguitos.
—Eran buenos días.
—Bueno familia, hay que entrar.
Entraron y vieron al señor Lee recibirlos amablemente.
—Es un gusto verlos —saludó.
—Gracias señor.
—Bueno pequeño Jimin, este es el lugar —presentó el señor Lee—. Está viejo y necesita remodelaciones, tiene algunas fallas también pero has de saber que no se cambia la línea eléctrica y la tubería desde hace años, además que dejó de funcionar este sitio cuando mamá enfermó.
—No se preocupe señor, es algo que con el tiempo podré solucionar.
—Sé que si, entonces puedes revisar todo el lugar, si tienes alguna duda me lo haces saber y al final me dices si decides comprarlo, los dejaré un momento a solas.
—Gracias.
Los Park admiraban el sitio, ver la cara sonriente de Jimin bastaba para darse cuenta que era el lugar indicado.
—¿Te gusta cariño? Lo digo porque dejarías la ciudad y la vida que tienes allá.
—Te aseguro mamá que no tengo ya nada que perder en Seul —dijo distraídamente.
Luego de un rato de observar todo, no hubo mucho que pensar. Jimin iba a comprar el lugar.
—Entonces estas son las formas de pago, ¿estás de acuerdo?
—Claro, yo puedo pagarlo de este modo, ¡gracias señor!
—Bien, desde acá comienza tu trabajo para hacer este lugar completamente tuyo pequeño Jimin, ha sido un gusto venderte a ti este local, mamá no quería hacerlo pero necesitamos el dinero para sus medicamentos —dijo con pesar el hombre.
—Puede traerla cuando quiera, tengo buenos recuerdos con la señora Lee, y gracias, les prometo que cuidaré mucho de este lugar.
Sooyeon y Yeongyu sonrieron enternecidos, su hijo estaba creciendo y ellos no podían impedirlo. Pero iban a brindarle su apoyo en todo momento.
Luego de mucha conversación Jimin regresó a Seul, pues debía de seguir trabajando. Estaba tan feliz y se lo hizo saber a Taehyung, su único mejor amigo.
Pensaba sacar algún préstamo a la empresa y sabía que eso debía hablarlo con Namjoon pues él era el encargado de eso. También estaba seguro que quizás y no se lo darían porque tiene a penas unos meses de estar trabajando con ellos.
De todos modos, alistó su solicitud para entregarla al día siguiente. Esperaba tener suerte.
✧✦✧
Decir que no estaba esperando el almuerzo hecho por Jimin sería mentir, se extrañó mucho al no recibir siquiera el postre que todos los días su secretaria le dejaba en el escritorio.
Jungkook como siempre estaba en su oficina, pero tenía dudas de que había sucedido el día de ayer y de porqué no recibió su almuerzo como siempre.
Quiso ir a la cafetería y preguntar si Jimin estaba bien, pero se detuvo al ver como el rizado salía del ascensor, estaba distraído acomodando unos papeles en un folder.
Sonrió al verlo, se miraba tan hermoso ante sus ojos, su corazón latió rápido sintiéndose extremadamente nervioso. Se ocultó atrás de una base de concreto y lo siguió con la mirada.
Vio que entró en la oficina de Namjoon y eso lo hizo fruncir el ceño. ¿A qué iría? Esperó durante unos minutos y al verlo salir un poco cabizbajo sintió ganas de ir abrazarlo y preguntarle que fue lo que le hizo Kim para que saliera casi derrotado de ahí.
Sin esperar más tiempo caminó hasta la oficina de Namjoon y entró cerrando la puerta y sentándose frente a su escritorio.
—¿Jeon? ¡Vaya que sorpresa! ¿Necesitas algo?
—¿Por qué Park salió de aquí cabizbajo? ¿Sucedió algo?
—¿Cómo sabes?
—Lo vi salir hace un momento, ¿pasó algo?
—Si, pasa esto —mostró la solicitud del préstamo de Jimin, Jungkook lo tomó y comenzó a leer, se preocupó creyendo que el menor estaba en apuros económicos—. ¿Te das cuenta? Apenas tiene, ¿qué? ¿dos meses de trabajar aquí? No lo sé, pero se lo negué, le dije que nosotros no damos préstamos, ¿de dónde sacó eso? ¿Será qué jamás ha trabajado en una empresa como esta? —dijo casi burlón.
—Dáselo —dijo seguro.
—¿Qué? —preguntó confundido.
—Que le des la cantidad que pide, si necesita más se lo das y listo, no importa si lo paga o no, tú solo autoriza que si le darás este préstamo.
—¿Es una broma?
—¿Crees qué estoy bromeando? —respondió viéndolo de mala manera.
—Nosotros no damos préstamos Jungkook.
—Pues ahora si, él será al primero que le daremos esos beneficios, si un empleado viene y dice que necesita un préstamo se lo facilitamos — contestó dejando los papeles sobre la mesa.
Namjoon suspiró antes de hacer la siguiente pregunta.
—¿Es a él a quién conociste en ese bar?
Jungkook quedó en silencio sin atreverse a verlo, tan solo asintió lentamente.
—Entiendo... pues según lo que me dijo es porque piensa comprarse un lugar a las afueras de la ciudad y necesita pagarlo en cuotas.
—¿A quién?
—Eso no lo sé, pero puedo preguntarle cuando le diga que si le haremos ese jodido préstamo aunque nosotros nunca hemos dado uno.
—No le dirás eso, tan solo dile que somos selectivos de a quienes le damos, es todo, mantenme al tanto, por cierto, ¿por eso faltó ayer?
—Si, salió de la ciudad y necesitaba el día libre, así que tuve que darle un día de los tres permisos que podemos dar al mes.
—Siento que damos pocos permisos pero eso lo hablaremos luego, por ahora por favor se accesible con él.
—Que no se note el favoritismo —se burló el morocho.
—Tarde, él se convirtió en mi chico favorito.
Namjoon tan solo le sonrió, sabía que Jungkook estaba sintiendo algo fuerte por el rizado para expresarse y actuar de esa manera.
La puerta se abrió y Jin se hizo presente.
—Hola cariño, estaba cansado pero te traje tu agua de coco y... —dejó de hablar al darse cuenta que Namjoon no se encontraba sólo.
—¿Cariño? —se burló el ojiazul.
—Jeon, este... ¿cariño? ¿Quién dijo eso?
—Ya no se hagan, desde hace mucho que he querido saber que se traen ustedes dos, ya es momento de soltar la sopa.
Namjoon tan solo asintió y Jin hizo lo mismo.
—Pues no hay muchos detalles la verdad, es decir, mientras tú buscabas con quien follar nosotros nos quedábamos conversando y nos dimos cuenta que tenemos muchas cosas en común —inició hablando Namjoon.
—Además de que, entre tanta borrachera alguna vez simplemente nos besamos y después ya no pudimos parar, así que, fue algo difícil al principio porque creímos que habíamos arruinado la amistad —siguió Jin.
—Y no te lo dijimos porque pensamos que sería extraño para ti, es decir, somos tus mejores amigos y ahora pues tenemos esto, que es como una relación hace como dos semanas, oficialmente claro —dijo el morocho.
—Lamentamos no haberte confiado esto, pero luego tu desaparecías y sin responder nuestros mensajes o llamadas —habló el ojimarrón.
Jungkook tan solo sonrió.
—Vaya, ¿quién lo diría no? Me alegro por ustedes par de imbéciles y para ser honestos no es extraño, es decir, siempre supe que tenían cierta tensión sexual pero jamás me imaginé que surgiría algo romántico.
—Bueno, del sexo al amor solo hay un beso —bromeó Namjoon.
Eso hizo que Jungkook recordara la primera noche que estuvo con Jimin. En como habían llegado al hotel para tener intimidad, en donde logró besarlo y disfrutar de sus suaves labios. Quizás Namjoon tenga razón, del sexo al amor solo hay un beso y él fue hechizado por los besos de Jimin.
Sonrió al recordarlo siendo interrumpido por sus amigos.
—Ya deberías de ir a buscarlo en vez de estar imaginándolo —se burló Jin.
—No sé a que te refieres.
—Jungkook somos tus mejores amigos y te conocemos mejor que nadie, ¿por qué no vas a la cafetería por una taza de té?
—Porque prometí no buscarlo.
—¿A quién se lo prometiste?
—A mi, bueno es que terminamos todo lo que teníamos si es que teníamos algo, no lo sé, le dije que no nos veríamos más.
—¿Por qué les gusta complicar todo? Si se nota que quieres estar a su lado.
—Lo que pasa que acordamos estar juntos hasta que los sentimientos nos traicionaran porque ninguno de los dos se quiere enamorar.
—¿Quieres contarnos mejor esa historia?
Jungkook tan solo asintió, ya era momento de contarle a sus amigos sobre Jimin. Quizás si era el momento pero no el lugar, pues debido a que Jin no cerró totalmente la puerta, Yugyeom aprovechó a escuchar un poco de la conversación, sintiendo más rechazo por Jimin.
Yugyeom al escuchar que Jungkook estaba enamorado de Jimin solo provocó aún más resentimiento y odio hacia el guapo chef de la empresa, ese que sonreía cada que atendía algún empleado y que era amable con todos.
Por supuesto que esta vez no dejaría pasar oportunidad alguna para arruinar su aparentemente brillante vida.
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